domingo, 3 de mayo de 2015

Pulp magazines y comics. Los géneros y la literatura barata

     Es 1936, Nueva York. Alguien se para frente a un quiosco de diarios. Una gran cantidad de revistas con colores llaman su atención. Fueron hechas con ese objetivo. Algunas contenían naves espaciales, o damas en peligro, o algún caco enfrentándose a la policía a los disparos. La ilustración promete cierta clase de aventura o emoción a muy bajo precio. Así que toma la decisión de ser unos centavos más pobre y llevarse una o dos. Cumplieron su objetivo. Eso eran las Pulp Magazines. En el mejor de los casos llevaban al lector a un pueblo del lejano oeste, o a enfrentar a algún monstruo con tentáculos por solo unos centavos. En el peor de los casos, bueno, eran solo unos centavos.
    
Esas portadas, llamativas por sus colores e ilustraciones, contrastaban bastante con el interior. No se podía esperar algo más que unas hojas amarillentas y de poca calidad. Este papel se fabricaba con el desecho de pulpa de madera, lo cual daba como resultado ese color, pero lograba abaratar los costos, y esto ayudaba a su masificación y consumo. Astounding stories, bajo la dirección de J.W. Campbell, pasó de vender 80.000 copias a casi 800.000.
“Divide y vencerás” era la clave, o mejor dicho, diversifica y vencerás. Existían títulos exclusivos de historias de detectives y crímenes, de terror, fantasía, héroes, western, ciencia ficción, románticas, etc. Y allí encontraron lugar para contar sus historias una gran cantidad de autores, muchos reconocidos al día de hoy, como Robert E. Howard y H.P. Lovecraft, Asimov, Bradbury, Hammett, Clarke, Vance…la lista sería interminable.
 
     Haré mención a 2 publicaciones nacionales que se encargan de llevar una producción de géneros que de alguna manera recuerda a las clásicas revistas.        
Próxima. Publicación trimestral dedicada a la C. Ficción y al fantástico.
PALP! Revista-libro semestral con relatos C. Ficción,
policial, fantasía, terror y lo que se parezca a todo lo anterior también.
¿Pero qué carajos tiene esto que ver con cómics? Bueno, mucho, pero vamos de a poco que hay material de sobra.
    La edad de oro de los comics, iniciada en 1938 con la aparición de Superman hasta comienzos de los 50’s, estuvo marcada por los superhéroes. Durante este período aparecen Batman, Flash, Capitán América, y entre varios más, aparecía Capitán Marvel (hoy conocido como Shazam) que logró un pico de popularidad y ventas poco imaginables el día de hoy. En el mejor momento, el personaje tenía una tirada de más de 1 millón de copias por número (saliendo cada 2 semanas) y en el año 1944 alcanzó a vender 14 millones de ejemplares. Sí, eso, un asco.

     Hasta que finalizando los 40’s, el género de los superhéroes empezó a perder popularidad, en gran parte por el fin de la 2da guerra mundial. El grado de amenazas que podían encontrar los héroes, luego del nazismo, iba en picada (junto con su seriedad). Entonces, para que la masa de lectores no los abandone de golpe, las compañías comenzaron a diversificar sus contenidos. DC Comics y Marvel, (Atlas por aquel entonces) sacaron a la calle títulos como All-star Western y Marvel Mistery entre tantos.

     Paralelo a eso, en el año 1947, fallece Max Gaines, fundador y propietario de Educational Comics (EC), dedicados a adaptar historias de la biblia. Lo reemplaza su hijo, William Gaines, y decide cambiar radicalmente los contenidos. EC ya no será por Educational sino por Entertaining Comics, y sus revistas contaran historias de terror, de suspenso y bélicas (¿Cuentos de la cripta, anyone?) Y ah claro, también la MAD.
Buscaban un poquito el efecto, creo yo.

     De aquella época al día de hoy pasaron infinidad de cosas en el universo del comic.  El Comics Code Authority, El Dr. Fredric Wertham, mas crisis, implosiones mismas de las empresas, un largo y tedioso etcétera. Pero algo es claro y las empresas lo entendieron. Siendo uno lector de historietas, no es tan diferente del público de otros medios como el cine o la literatura. Le gustan algunos géneros, otros no, ama a algunos autores, a otros les desea la muerte. Y los distintos géneros siguen ahí, y difícilmente se vayan.

     Recuerdo los años en que iba a la primaria. Camino a la escuela pasaba por el quiosco, y en lugar de guardarme la moneda para gastarla en comida, se la daba al quiosquero. Una moneda más y me llevaba una historieta. Esto lo hacía 1 o 2 veces por semana. Así conocí a varios personajes y varios géneros. Parado frente al quiosco eligiendo que iba a llevar. Esa era mi Golden Age.